Greenberg buscó una nueva serie de artistas que alcanzaran una cierta pureza que revelara la veracidad del lienzo, y los aspectos bidimensionales del espacio («planeidad»). La abstracción post-pictórica reaccionó contra la abstracción gestural y se ramificó en dos grupos, los pintores Hard-Edged comoEllsworth Kelly y Frank Stella quienes exploraron las relaciones entre formas y bordes, y los pintores Color-Field como Helen Frankenthaler y Morris Louis, quienes vertieron pintura diluida en el lienzo sin imprimación para explorar los aspectos del color puro y fluido. Más tarde llegaría el Minimalismo como una radicalización de los planteamientos con un contenido formal y cromático aún más bajo que las anteriores.
Soto recurre al lenguaje de la línea y el plano pero evitando que el rigor geométrico cercene el ritmo. Crea espacios frontales, sin jerarquía, en los que la exactitud convive tensa con el dinamismo y a ello coopera eficazmente el color. Subraya su interactividad de modo que dos campos vecinos se refuercen en suave contraste. Las finas líneas, que aparentemente dividen esos campos contribuyen más bien a unificar y dar ritmo a la superficie pictórica. En un sostenido diálogo con la pintura, busca matices inusuales: colores que desafían al nombre y que alternativamente hacen avanzar la superficie del cuadro o la remansan en profundidad. Aplica el color además con una técnica propia, con gestos que recuerdan a un sellado, dejando una huella que habla tanto a la vista como al tacto.
Los cuadros y grabados de la serie Homenaje al Cuadrado, que son los trabajos más conocidos de Albers, son experimentos planificados de color. Característicamente, en este tipo de pintura, los propios tintes son planos e indiferenciados, de manera que quizá sea mejor hablar de áreas de color y no de formas.