Es importante que al empezar la práctica no se preocupe por la técnica en sí o en si lo está haciendo de forma correcta. Simplemente empiece a construir el hábito, poco a poco, siendo paciente con el proceso y con usted mismo. Este es un regalo que usted se hace, así que recíbalo con anhelo y entusiasmo.
Después de al menos un mes de práctica o cuando ya haya experimentado, así sea por un breve momento, un estado meditativo, puede empezar a explorar técnicas más avanzadas o variadas de meditación.
¿Qué es la meditación?
La meditación es el acto de alterar nuestro estado de conciencia para desocupar nuestra mente de pensamientos y así experimentar calma y tranquilidad. Al aplacar el torrente de imágenes y palabras que nos ocupan la cabeza, logramos vivir plenamente el momento presente y conectarnos con la fuente interior de nuestro ser.
Se ha demostrado que la meditación tiene numerosos beneficios para la salud y es útil en el manejo del estrés y la enfermedad.
Es frecuente confundir la meditación con técnicas de relajación, visualización o concentración. Aunque la relajación es necesaria para meditar y también una consecuencia de ello, la meditación es algo más profundo y sublime. A pesar de que al meditar nos concentremos en la experiencia en sí o quizás tengamos revelaciones en forma de imágenes, éstas son más una consecuencia del estado meditativo en que estamos, que la intención o descripción de éste.
Aprender meditación requiere práctica y paciencia, pero nunca esfuerzo mental o físico. Puede practicarse en la quietud o el movimiento; en el silencio o en medio del ruido. Por ejemplo, no es inusual para quien tiene experiencia en meditación, hacer sus quehaceres diarios en estado meditativo, e incluso existen técnicas que involucran moverse al compás de la música o un ejercicio intenso. Lo común en todas estas maneras de meditar es la búsqueda de un silencio interno donde la persona se centra en el presente sin ninguna distracción mental.
Infórmese y conozca las opciones
Existen diferentes técnicas para meditar y es importante escoger la más acorde con nuestras necesidades y habilidades, para así facilitar el proceso. Por ejemplo, si le atrae más la música que el silencio o el baile que la quietud, quizás una danza derviche (práctica mahometana) sea aconsejable; si prefiere no empezar de cero y necesita apoyo en el proceso, entonces de pronto meditación guiada sea mejor opción.
Reserva el lugar y el momento
Nuestro cuerpo funciona de diferente manera basado en el horario y hábitos que manejamos, y también reacciona distinto al cansancio y el estrés. Si es nuevo en la práctica de la meditación elija un momento del día donde esté alerta.
Respira
Aprender a respirar es esencial para lograr un nivel profundo de relajación y renovar la energía del cuerpo, proveyendo oxígeno a los órganos internos y especialmente al cerebro. Para empezar, es ideal sentarse con la espalda recta y en una posición cómoda. Inhale por la nariz lenta y profundamente, sostenga la respiración por cuatro segundos y exhale también lentamente. Al inhalar, el pecho no debe moverse mientras que el estómago se infla; al exhalar, el pecho se mantiene y el estómago vuelve a su estado inicial.